He observado que es frecuente que los escritores jóvenes tengan la idea de que producir libremente sus imágenes y sentimientos propios hará daño a otros, que su creatividad es una forma predeterminada de agresión a la que otros -básicamente los padres- no pueden sobrevivir. El profesor deberá mostrarles que es probable que sobrevivan, que hay una conexión muy fuerte y muy útil entre agresión y creatividad.
H. Kureishi