¿Qué aprende un prosista de la poesía? La dependencia de la gravedad concreta de una palabra respecto de su contexto, la concentración mental, la omisión de lo evidente, los peligros que acechan a quien se encuentra en un estado mental elevado. ¿Y qué aprende el poeta de la prosa? Poca cosa: atención a los detalles, el uso del habla común y de la jerga burocrática y, en muy pocos casos, la técnica de la composición (para eso, la música es la mejor maestra).
J.Brodsky